Amianto - Riesgos
El amianto o asbesto es un mineral constituido principalmente por silicatos complejos de hierro, aluminio, magnesio y sodio, de estructura cristalina, que al ser fracturado o desmenuzado forma fibras o haces de fibras que se separan longitudinalmente en filamentos cada vez más pequeños, pudiendo estar presentes del orden de billones de ellas en el aire. Por ello, las variables que determinan su peligrosidad dependen de dos factores: probabilidad de que las fibras de amianto se rompan y sean desprendidas al aire, y el estado de conservación de los materiales.
Fibra
- Se define como fibra, en valoraciones ambientales, a toda partícula con una relación longitud/grosor de, al menos, 3:1.
- Como fibra respirable se considera a toda partícula de longitud superior a 5 micras, de diámetro inferior a 3 micras y con una relación longitud/diámetro de 3:1 o mayor.
Clasificación
- Materiales friables: aquellos que cuando están secos pueden desmenuzarse, pulverizarse o reducirse a polvo simplemente con la presión de la mano.
- Materiales no friables: aquellos en los cuales el amianto está firmemente retenido y no es fácil que se liberen fibras.
Con el paso del tiempo los materiales con alto contenido en amianto se deterioran con mayor facilidad y, si son friables, suponen un mayor nivel de riesgo.
Este material está clasificado como cancerígeno para el ser humano, principalmente del aparato respiratorio, aunque están en estudio cánceres en otros aparatos del cuerpo humano, como, por ejemplo, el digestivo.
Los efectos asociados con la exposición al amianto, aunque dependientes de las concentraciones en el aire durante el trabajo, el tiempo de exposición, etc., se manifiestan, en general, transcurrido un considerable periodo de tiempo, pudiendo llegar a los 50 años, como muestra el gráfico que aparece a continuación. Por ello, se dice que es un agente con un largo periodo de latencia, sobre todo en lo que se refiere a efectos cancerígenos.
Los efectos de los agentes cancerígenos pueden ser estocásticos o no estocásticos, es decir, puede haber una relación dosis-repuesta con un umbral determinado, a partir del cual los efectos pueden aparecer, o que no se dé ninguna de esas circunstancias, respectivamente. El amianto es un cancerígeno de efectos no estocásticos, no existe relación graduada “exposición – efecto”, es decir, no existe:
- Umbral de exposición por debajo del cual hay seguridad de que el efecto no se va a producir.
- Ni una relación “Exposición – probabilidad de efecto”, aunque a mayor exposición habrá mayor probabilidad de efecto
Por ello, se deben tomar medidas para conseguir una exposición “tan baja como sea técnicamente posible”, siempre por debajo del valor límite de exposición.